Backstage
Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, Julio César llamó al vidente y riendo le dijo: «Los idus de marzo ya han llegado»; a lo que el vidente contestó compasivamente: «Sí, pero aún no han acabado».
Plutarco
La primera escena de Los idus de marzo (George Clooney, 2011) es reveladora: un atril iluminado, silencio sepulcral y entre las sombras emergen unos resueltos pasos vestidos de silueta, el perfil de Ryan Gosling recita el inicio de un discurso de patriotismo constitucional, pero debe volver a las sombras, él no es el protagonista. George Clooney vuelve a ponerse tras la cámara, y secundariamente delante, para traernos un thriller político que seguramente sea la pieza más solvente de su nada desdeñable carrera como director. Ésta vez, Clooney interpreta a un candidato demócrata inmerso en las primarias hacia la candidatura para la Casa Blanca y Gosling al director de comunicación de su campaña, su hombre en la sombra, la sombra que al fin y al cabo es la cocina de la política.
Como la historia se desarrolla en la cara oculta de la política, el backstage del espectáculo, el candidato Clooney se reserva un papel secundario. Es la imagen de la candidatura, la portada de los periódicos (o de la revista Time), pero no el personaje más importante de la campaña. El verdadero combate no es el de los candidatos, es el de sus jefes de campaña, el juego sucio y las decisiones importantes las toman ellos y para este duelo protagónico el director y guionista Clooney ha elegido a dos actores magníficos: Philip Seymour Hoffman, del lado de Clooney y Gosling, y Paul Giamatti, jefe de campaña del otro candidato. El reparto lo completan dos actrices a la altura, Marisa Tomei, como periodista y aparente amiga de Gosling, y Evan Rachel Wood, becaria de la candidatura y como toda becaria en la política estadounidense personaje a tener en cuenta.
Los idus de Marzo no es una película sobre los entresijos de la política, al menos no es el objetivo del film servir de radiografía de la cuestión, en cualquier caso puede funcionar como telón de fondo. Para entender cómo funciona la política de despachos puede resultar útil la reciente In the loop (2009), aunque a diferencia del film inglés, Los idus de marzo es una película sobre personajes; también sobre el poder, las extorsiones o las influencias de la política; sí, pero en relación a los personajes. De entre ellos emerge con fuerza el que interpreta Ryan Gosling, y no es fácil. Hacer sombra a George Clooney, Philip Seymor Hoffman o Paul Giamatti es una empresa de altura pero Gosling se erige como epicentro del terremoto interpretativo. El otrora ídolo de adolescentes por protagonizar de El diario de Noa (Notebook, 2004), parece haber dado este 2011 un salto cualitativo a su carrera protagonizando este film y la masterpiece Drive del director danés Nicolas Winding Refn. Sus próximos proyectos, uno de nuevo con el director danés y otro con Terrence Malick (El árbol de la vida, 2011) certifican la calidad de un actor muy a tener en cuenta.
En la dirección, George Clooney ambicioso y elegante, construye una película con la luz de protagonista, se aleja de los focos de la política del espectáculo para centrarse en las sombras, en los personajes que las habitan, en las habitaciones de hotel, en los bares solitarios. Clooney sabe contenerse y pausar el ritmo para crear la mayor parte de las secuencias, se disfruta la sobriedad de su discurso. El acierto de apostar por un cine clásico, para contar una historia si no contemporánea al menos si actual, es una apuesta segura si se hacen las cosas bien. No se puede decir que Clooney se haya consolidado como un director importante, pero su buen hacer, el respeto que demuestra en la dirección si despierta el deseo a que deje el escenario por el backstage.