Se hace camino al andar
Parece todo un toque de atención a la industria del cine español (por llamarla de algún modo) que tenga que ser Paco León el que se atreva a poner patas arriba el anquilosado sistema de distribución cinematográfica. Carmina o Revienta no es una película convencional, lo que tampoco quiere decir que sea una comedia brillante ni revolucionaria, pero su valiente distribución adquiere mayor protagonismo en un panorama que empieza a debatirse entre la sugerente, pero todavía minoritaria, distribución por internet (Diamond Flash o El Señor son buenos ejemplos de ello) y el conformismo reinante del sistema tradicional, ese que espera al éxito de turno para salvarse mientras sus números no dejan de caer en picado.
Dicen que el sistema hay que cambiarlo desde dentro, pero la verdad es que si además es con alguien famoso, mucho mejor. No sin esfuerzo y tras superar múltiples presiones, Paco León ha conseguido que su película se estrene en 20 cines repartidos por toda la geografía española (ninguno de ellos de la exhibidora del presidente de la Academia), también en DVD distribuida por Cameo a un módico precio que podría hacer reconsiderar el modelo actual de venta, un precio que se reduce todavía más en Filmin y diversas plataformas online en las que se podrá ver, sin obviar los canales digitales que apuestan por el pago por visión. Mientras esperamos expectantes los resultados de este experimento, que puede dar o quitar razones a aquellos que creemos internet es el presente y no el futuro, lo que nos queda es una película que se promete rompedora y arriesgada, aunque finalmente lo cierto es que su distribución multiplataforma es mucho más interesante que la obra que nos atiene.
A modo de falso documental y narrada por su propia protagonista, Carmina, la madre de Paco León da rienda suelta con su discurso a una ficción con trazos y perfiles ciertamente documentales, pero que cuando mejor se desenvuelve es a través de sus diálogos y gags de guión más puro (esa bendita conversación sobre las amistades de su amiga) en lugar de hilvanando una reflexión sobre los límites de la ficción y el documental, que aquí no existe, o al menos no de manera meditada por parte de su director. Todo queda en la genuina gracia (o no) de una Carmina que es el único personaje atractivo de la función, incapaz aún así de salvar la película de sus momentos menos inspirados y faltos de ritmo, la mayoría. Paco León busca un tono poético en sus personajes, pero no encaja con el mal gusto general de la obra ni con los tacos que salen de la boca de su madre, dejando su propuesta en un término medio demasiado presuntuoso para el espectador habitual de Aída, como insuficiente e incluso desagradable para otro poco acostumbrado a este tipo de humor. Y aunque no sea la comedia redonda que nos gustaría que fuera, su valentía y espontaneidad están ahí, que exista y podemos verla ya es un logro. Rodada en apenas 11 días y sin financiación pública, ojalá este sea el principio de un nuevo camino que haga reventar el modelo de producción y distribución cinematográfica tan anclado en el pasado.
Por fin, una crítica que destapa las carencias de una película que ha tenido una acogida en los medios excesivamente positiva simplemente por su forma de distribución.
Os acabo de descubrir y ya soy fan.