El futuro en sus manos
Nota: El siguiente texto contiene spoilers de lo sucedido en Boardwalk Empire hasta la fecha.
En una de las suculentas comidas de las tantas que disfrutaban en casa de Tony y Carmela Soprano, quiso el destino (o más bien David Chase) que el tema de conversación virase hacia la cosa nostra. No era la primera vez (ni sería la última) que de boca de aquellos personajes se hiciese referencia a la historia real del crimen organizado en América. En la citada ocasión, Meadow Soprano, que por aquel entonces ya comenzaba a racionalizar el hecho de que su padre no se dedicara enteramente a la gestión de residuos, nombraba al capo Charles “Lucky” Luciano como el fundador de la mafia y su organización en las cinco familias de Nueva York.
En 1920, no obstante, “Lucky” Luciano no es nadie. Si acaso, uno de los tantos necios que cree que puede llegar a algo jugando a tan peligroso juego como es el contrabando de alcohol (recordemos, estamos en el período de la ley seca) o de droga. Entre sus asociados están Al Capone y un joven de Atlantic City llamado James Darmody, meros secuaces todos ellos de las verdaderas grandes figuras como Enoch “Nucky” Thompson o Arnold Rothstein.
La historia nos dice que “Lucky” será un hombre importante, y de Al Capone sabemos que lo fue. El tercer nombre, sin embargo, nos resulta extraño. Al menos a aquellos que no sigan la extraordinaria saga televisiva en que se ha convertido Boardwalk Empire. Para los que lo hacemos, sabemos que James Darmody, o Jimmy para los amigos, es un tipo muy listo, combatiente en la Gran Guerra, de la que arrastra secuelas mentales y físicas, protegido del gangster Nucky Thompson y enfrascado en una extraña relación maternal con tintes edípicos. En sus palabras, es alguien que a pesar de seguir vivo, hace tiempo que murió en las trincheras.
Pasó de guardaespaldas y chofer de Nucky a su mano derecha, para luego dejarse convencer y formar parte de un intento de golpe de estado en Atlantic City para hacerse con el control de esta y arrebatar a Nucky lo que él una vez sustrajo a su padre. Sus ambiciones son mayores que las de Al Capone o “Lucky” Luciano. Surge, de nuevo, la pregunta: ¿quién fue James Darmody?
A James Darmody no lo recordamos porque James Darmody no lo consiguió. Enemistarte con alguien tan poderoso como el personaje de Steve Buscemi en la ficción debe ser algo que se paga caro. Y caro lo pagó Jimmy. A sabiendas de que no había vuelta atrás, fue en contra del jefe. Quizás por ello aceptó con sosegada templanza el destino que ya sabía inscrito para él. El Memorial de Guerra de Atlantic City fue el lugar elegido, y no podía ser otro, pues si Jimmy había muerto en la guerra, de nuevo la guerra habría de certificar su caída. Llovía. Dos balas atravesaron su rostro, salidas del arma empuñada por Nucky. No hacía mucho que Jimmy le había espetado que no podía seguir siendo un gangster a medias. Junto al Memorial de Guerra, Nucky abrazaba estas palabras así como su nuevo status. Y Jimmy descansaba, quién sabe si en paz.
Ahora, sin Jimmy, ya nada será igual. La nueva temporada abre en la Nochevieja de 1923, más de un año después de los fatales sucesos que cerraron la anterior. Richard Harrow ha perdido a su mejor amigo como perdió la mitad de su rostro en la guerra, que cubre con una máscara. Habrá qué ver por dónde llevan ahora a este fascinante personaje, una interpretación de Jack Huston ante la que quitarse el sombrero. Gillian Darmody tendrá otra oportunidad para hacer las cosas bien con su nieto. Al Capone no pudo despedirse de su compañero, aquel que con un estrechar de manos le hizo cómplice del que fue su primer golpe, y al que probablemente veremos, en esta tercera temporada, en el pueblo de Cicero, donde estableció gran parte de su actividad criminal, y donde precisamente se refugia el agente Van Alden tras escapar de la misma ley que una vez implementaba. La desdichada Margaret, confidente de los turbios negocios de su marido Nucky, parece que ha hecho las paces con el altísimo donando las tierras de este a la iglesia. Nuevos frentes de batalla para Nucky Thompson, en forma de un nuevo gangster que llega a la ciudad y que desafiará su imperio entablado. Todavía habrá de pasar el tiempo hasta que “Lucky” se decida a organizar a estos gangsters en familias, hasta que la palabra mafia pase a engordar el vocabulario colectivo. Todavía habrá tiempo para seguir disfrutando de este imperio de los malditos.
Es obvio que Boardwalk Empire ha arriesgado en la decisión de dejar marchar al que era su segundo de a bordo, si no el primero. No sólo han perdido a uno de los personajes en que más tiempo habían invertido, sino también a un actor portentoso, una rara conjunción de talento que ya no podrán traer de vuelta. Es cierto que ha quedado demostrado que la decisión no obedeció a un impulso de provocar la sorpresa con un giro de guión fácil, al contrario, lo que ocurrió era el siguiente paso lógico en la cadena de acontecimientos que precipitaron su final. Es simplemente que su ausencia se dejará notar, no sólo en esta primera temporada sin él, también en lo que reste hasta su desenlace. Al menos los espectadores ya sabemos porque al principio éramos incapaces de reconocer el nombre de James Darmody.
Porque, por desgracia, Jimmy no lo consiguió.
Me agrada esta serie, pareciera una película de muchas entregas, me gustan los personajes como Enoch Thompson porque es contradictorio por un lado como que debe ser bueno y honesto pero en realidad es muy corrupto y cínico.