Las brujas de Zugarramurdi

Las brujas y el sexo débil

El último disco de Antony & The Johnsons incluía un soliloquio que el músico recitó en su última gira, un monólogo sobre la feminidad, uno de sus temas clave, sobre la supremacía de la mujer en el mundo, por naturaleza y por necesidad: “la humanidad tiene que cederle los puestos de poder a la mujer si quiere sobrevivir”, decía, argumentando que si entrásemos en un matriarcado se solucionaría la mayor parte de los problemas que nos están llevando al colapso de las civilizaciones. “I’m a witch”, afirmaba en una pausa especialmente significativa.

No creo que Álex de la Iglesia tenga entre sus referentes a Hegarty ni toda la literatura feminista de la que el músico transexual mama. Pero en Las brujas de Zugarramurdi, Carmen Maura ensalza frente a un centenar de brujas a un niño elegido para ser un topo entre los hombres, el mesías que hará caer el patriarcado y con él, todo el orden establecido. Es la misma tesis que afirma que la revolución de la mujer es la cura a lo injusto, lo impuesto por la violencia, las normas establecidas arbitrariamente por una oligarquía impía.

Hay otra lectura constante, obvia, en la última obra del director de El día de la bestia (1995) y La comunidad (2000). La película habla sobre una supuesta guerra de sexos en la que los hombres están en una clara desventaja contra unas mujeres manipuladoras, inestables, traicioneras que siempre ostentan un oscuro poder sobre ellos, ya sea mediante el engaño o la seducción. O, más aún, mediante la violencia y la magia negra. Todas son unas brujas, y te chuparán toda la sangre del cuerpo. “Te lo dan todo, y después te lo arrebatan”. Este recurso humorístico, machista y viejo donde los haya, choca de lleno con la interesante parte antes comentada, que además tiene mucho menos tiempo en pantalla.

Pero es que las intenciones del vasco van sin duda alguna más por esta senda, y siempre lo han ido. Sus ideas y temas están presentes, pero se ven absorbidas por esa máquina del espectáculo que es su cine. Que, por otra parte, bendita sea. Vuelve a subvertir con genialidad la imaginería madrileña (y esta vez también la de otras regiones: Santiago Segura y Carlos Areces travestis y con acento vasco, de lo mejor de la película) en una introducción loca, excesiva y fascinante, en la que mezcla simbología cristiana con los estandartes del capitalismo (Minnie Mouse, Bob Esponja y Patricio) en uno de los atracos más memorables de la historia del cine español. La puerta del Sol, tal y como los residentes en Madrid la conocemos, como escenario de locura, desesperación y avaricia sin límites. Es decir, tal y como la conocemos.

El propio Álex de la Iglesia se ha preguntado en voz alta cómo le han dejado hacer esta película, con unos títulos de crédito en los que intercala simbología pagana con una foto de Angela Merkel. “Viva el exceso”, exclama el director en la presentación de la cinta en Madrid. Viva.

4 Comments

  • No acabo de entender por qué “la parte interesante” es la que proclama que la mujer es genial, que “es la cura de lo injusto, de la violencia…” es decir, que el sexo masculino es el culpable de todas las desgracias… y en cambio al redactor le parece ya peor que se muestre a las mujeres como malas que manipulan a hombres peleles…

    Ambas visiones son igual de extremas, no sé por qué habría que primar la de la mujer=estupendo… Si acaso, a día de hoy, lo transgresor es precisamente lo segundo, mostrar a las mujers como manipuladoras y a los hombres como víctimas, puesto que todo el discurso socialmente aceptado hoy presenta a la mujer siempre como víctima inocente del malvado varón.

    Así que mejor no nos liemos con lo políticamene correcto y dsifrutemos del cine, y reconozcamos que lo que hace 40 años a lo mejor era una cosa distinta, hoy es transgresor de cojones.

  • Si no lo entiendes será porque te faltan datos o tienes una visión incorrecta o sesgada.
    Una cosa es que actualmente el discursillo políticamente correcto se llene de igualdad de géneros y otra que tal igualdad sea real, o al menos tire por esos derroteros.
    Es todo una farsa, y lo peor es que a las mujeres ya no nos queda ni el derecho a explicar lo que sentimos al respecto. ¿Será que hay que ser mujer para entenderlo?

  • Espeka, no hablo de lo que es políticamente correcto, hablo de una visión que me parece mucho más interesante y sin embargo se muestra menos en la película, contra un recurso humorístico propio de ficciones como Los Serrano, manido, simple y facilón como es la guerra de sexos y el “qué malas son las mujeres”.
    Y no voy a entrar a debatir si hay igualdad o si las mujeres son superiores (que, además, dicho así, me suena tan estúpido como lo contrario) porque no me veo capacitado para ello.

  • Y eso dejando de lado que el discurso de Carmen Maura no es precisamente un alegato en favor del bien común y la paz: en la peli las brujas son inequívocamente malvadas, y por tanto su objetivo infiltrando al niño endemoniado entre los hombres es destruir el mundo, no arreglarlo. Así que no diría que esa parte de la peli es “feminista”, porque el feminismo no trata de “destruir” a los hombres ni anularlos ni nada por el estilo, sino luchar por la igualdad social, económica, etc.

    Como película es divertida, con ritmo (sobre todo hasta el tercio final) y llena de interpretaciones fantásticas, pero sí, también impregnada de bastante machismo…

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