Snowpiercer (Rompenieves)

Aquel maldito tren blindado

En una de las escenas de la última cinta del surcoreano Bong Joon-ho, los protagonistas, en su incesante avance por el tren del título, acceden a un vagón de tren reconvertido en aula escolar donde unos niños son instruidos mediante un vídeo educativo en la enigmática persona de Wilford y su brillante y salvadora concepción del imparable convoy que transitan. El punto de ruptura estético que la cinta alcanza en este momento es definitorio de la separación entre la cola del tren, poblada por los pobres, y los vagones delanteros, que disfrutan los ricos, además de certificar que nos encontramos ante una propuesta de género que rehúye caminos comunes en su continua búsqueda por la reinvención formal.

Que cada vagón encapsule una temática diferente contribuye a ello. La extravagancia presente en cada sección del tren es una oportunidad nueva para bucear en el estilismo del director de The Host (2006), en esta su primera incursión en el cine de Hollywood. La imaginación expositiva y visual de aquella sigue presente en esta adaptación de la aclamada novela gráfica francesa Le Transperceneige. El trayecto hacia delante, único recorrido posible de la sublevación de los condenados de la cola y a ella, es un tránsito por todos los estratos sociales en que se encuentran organizados los últimos supervivientes del planeta, con Tilda Swinton y su repulsivo personaje –a nivel psicológico y fisionómico– como cabeza visible de la facción privilegiada. Como es también una sólida demostración de la apuesta por el género de acción que hace el director, sin ahogar sin embargo la pátina de la ciencia ficción que modula todo el relato.

snowpiecer

Al conquistar el cuarto de máquinas, el vagón situado al frente del destacamento, término lógico de este periplo, aguarda la revelación y una cierta moraleja o sentencia final. Y todo lo anterior se reduce, brillantemente, eso sí, a un curioso símil con la escena del vagón acuario: por mucho que nos guste el sushi, no se trata de acabar con todos los peces de una sentada, sino de espaciar su matanza lo suficiente como para que no se den cuenta de ello.

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