Venga Monjas: Directed by…

Dirigidos por cineastas de la relevancia de Isaki Lacuesta y Carlos Vermut, como dispuestos a dejarse llevar por cómicos como Miguel Noguera y Ernesto Sevilla, entre otros nombres, Venga Monjas agrupan un variopinto número de cortometrajes dentro del DVD Venga Monjas Directed By… Un lanzamiento aparentemente atípico, aunque pasar de internet al formato físico comienza a ser habitual entre los creadores más exitosos de YouTube, que demuestra el humor de Venga Monjas traspasa las barreras de internet, un espacio que además de ofrecer cierta visibilidad, permite mayor libertad para explorar los límites de la comedia y lo que prácticamente les de la gana. Fruto de ello por ejemplo encontramos Da Suisa, algo incalificable que nadie en su sano juicio habría aprobado pero cuyos resultados merecen toda nuestra atención. Tras siete años creando vídeos online, Venga Monjas han venido para quedarse, su participación en los guiones de Museo Coconut y Retorno a Liliflor lo adelantan, sólo es cuestión de tiempo que, cual Space Invaders, sigan llegando a otros territorios por explorar, siempre sin perder sus señas de identidad.

Aniversario

Por Antonio M. Arenas

¿Y si hacer el ganso ya no resulta tan fetén? El realizador y dramaturgo Marc Crehuet transporta a Venga Monjas a un pequeño parque de atracciones, su hábitat natural -cada verano van a Port Aventura como si de un ritual se tratara-, cuando Esteban sufre un ataque de madurez, un síndrome de Stendhal de tanta tontería infantil, y comienza a cuestionarse su propio estado del humor. De repente quiere ser mayor. Es cuando descubrimos que para Venga Monjas la nostalgia, su propio Ocho y medio introspectivo no tiene tanto que ver con Federico Fellini, pese al blanco y negro sabiamente utilizado por Crehuet, sino con Big (Penny Marshall, 1988), vieja máquina de feria que adivina el futuro incluida.

Aniversario funciona tanto como reflexión o ataque de nostalgia sobre la eterna inmadurez de la comedia, como al aglutinar los múltiples mecanismos cómicos de Venga Monjas, insertos absurdos, coñas privadas, un lenguaje propio proclive a la estupidez y por supuesto dosis irrespetuosas de vergüenza ajena. La cuidada dirección artística va en la línea de muchos de los directed by, pero pese a disponer de ideas más cinematográficas, un notable trabajo de sonido y un lenguaje en definitiva más sólido, Crehuet termina por disfrutar dentro del tiovivo del humor y la amistad de Venga Monjas, no sin algo de melancolía, pero siempre es mejor acabar creyendo que en realidad no se pierden nada mejor allá afuera.

don pepe popi

Por Sergio de Benito (Cinema Ad Hoc)

En el cortometraje ganador de Notodofilmfest Maquetas (2009), Carlos Vermut dejó al descubierto los trucos de los que se sirve el audiovisual para potenciar lo melodramático, propiciando como el que no quiere la cosa una leve reflexión sobre su íntima relación con los mecanismos que rigen la comedia. El planteamiento de Don Pepe Popi, directamente, enfrenta la tragedia personal con el humor de límites más difuminados, profundizando en la idea del citado trabajo para mejorarlo hasta lograr una farsa tan negra que llega a incomodar.

Venga Monjas, instalados en una eterna inmadurez y dueños de un concepto humorístico tan imposible de despedazar como absurdo, son requeridos para un viaje para el que no parecen poseer las alforjas necesarias: realizar un vídeo para conmemorar el fallecimiento de una niña que era también una chocante seguidora de su obra, siempre partiendo de la candidez de un personaje creado por ella misma. El encargo desata el clásico dilema que surge de poner en marcha los engranajes creativos propios partiendo de un material ajeno. Don Pepe Popi no parece encajar en su visión de la comedia, muy consciente de sus limitaciones con otros paladares, pero el desmadre parece imponerse en cualquier ecuación que los tenga por medio. Dídac Alcaraz, en una intervención tan alucinada que despeja todo atisbo de sobriedad, parece desmontar las preguntas. Porque el personaje ya no es de la niña, pertenece a Venga Monjas. Todo lo que tocan se convierte en estrictamente suyo.

Ahora, el absurdo de la comedia debe mezclarse con el vacío que dejó la pérdida. Los rostros de los familiares sobrecogidos se imponen sobre un audio que ya nada tiene que ver con la idea original. El desconcierto se dispara y traspasa la pantalla. ¿Puede el pensamiento de Venga Monjas adoptar una forma más convencional, abandonar su carácter de broma casi privada? ¿Cómo explicar lo inexplicable, cómo introducir en un juego a quien nunca va a ser partícipe de él? La voz compungida de la madre antes de romper a llorar parece aportar la clave: hacer encargos para sobrevivir sin renunciar a una línea propia se antoja una terrible quimera para quienes han decidido remar a contracorriente. En las entrañas de Don Pepe Popi habita la diversión, pero también una disyuntiva en apariencia irresoluble.

tope de fuerte

Por Gonzalo Ballesteros

En el proyecto directed by hay aspectos muy interesantes como la disposición del talento de Venga Monjas al servicio de una serie de directores pero también la visión que estos autores tienen del dúo barcelonés. Así se han explorado temas como la madurez, la evolución artística o el significado del humor, temas de cierto calado que sobre el papel chocan con el espíritu descerebrado de Venga Monjas pero que se han resuelto con mayor o menor eficacia. Stracomb tope de fuerte es la excepción que confirma la regla, sin más intención que divertir, el corto de Néstor F. sobresale entre el resto al mantenerse fiel a la esencia Venga Monjas.

Entre las recientes creaciones de Néstor F. encontramos finísimos trabajos que exploran aquello que se etiqueta como post-humor, como por ejemplo Morado o el brillante Funny webcam effects, cortometraje protagonizado por David Pareja y Javier Botet que repiten con el director en este Venga Monjas.

No busquen en Stracomb tope de fuerte discursos complejos o incursiones en terrenos farragosos aquí hay presentadores de televisión local, rayos láser, bollycaos de Doraemon y peleas a muerte de patio de colegio. Es un Venga Monjas en el amplio sentido de la palabra, la gran aventura que les tocaba vivir, con un cutrismo perfeccionado y dos monstruos que encajan a la perfección en su universo. Venga Monjas se ponen su mejor chándal para combatir el mal, sólo esperamos que no sea su última aventura.

Smoker phone

Por Gonzalo Ballesteros

Hay un cuerpo heterogéneo, de fácil acceso y difícil comprensión, que se transmite de forma marginal a través de videos, cine, libros, cómics o teatro; un humor underground y libre que desconozco si se ha bautizado de alguna forma y en caso negativo alguien con más entidad que yo debería hacerlo. De momento, yo lo llamaré ultrahumor. El ultrahumor lo realizan un puñado de nombres propios, cercanos a la escena barcelonesa, por supuesto Venga Monjas pero también otros como Nestor F. o Carlo Padial. Se llama ultrahumor por influencia del mesías del género, el autor de ultrashows, aquel que Jordi Costa definió como “el Ferrán Adriá del humor”. Ya habrán adivinado que hablamos de Miguel Noguera.

Él es el encargado de dirigir este Venga Monjas que lleva por título Smoker Phone. Según comentaba Esteban en la entrevista de este número, es el único directed by en el que Xavi y él se han involucrado en el proceso de escritura y más en el proceso de edición. No es de extrañar. Lo habitual de sus colaboraciones obliga a pensar en Noguera como el tercer Venga Monjas y esto es fundamental para entender Smoker Phone en toda su amplitud.

El cortometraje funciona como una metáfora imposible de la carrera de Venga Monjas, desde sus inicios –pit burn– hasta su inesperado final -con el culo al aire-. La trama transcurre durante el proceso de realización de un vídeo en cual Noguera está presente, durante lo que se prevé como una tranquila jornada de edición que se torna en tragedia -o no tanto- por un suceso fortuito. Al comienzo Esteban desvela una de las claves en el proceso creativo de la sintonía de Venga Monjas, la octavada, un “tigre de bengala” que da inicio a la sintonía de sus cortometrajes desde hace ocho años. Lo que sucede a partir de ahí es una serie de sucesos para los que no estamos preparados para analizarlos. La octavada es el principio y también el fin y si Venga Monjas tiene un final, sólo hay un hombre que podría estar detrás: Miguel Noguera.

tres tristes triples

Por Pedro Villena

Sexo, inmigración, drama social, baloncesto… son muchas las etiquetas que se le podrían asignar al corto de Isaki Lacuesta, pero seríamos incapaces de darle a alguna de ellas un mayor protagonismo frente a las demás. Dividido en pequeños capítulos, nos trasladamos al siempre complicado mundo del baloncesto femenino, condenado al ostracismo deportivo por su escaso seguimiento. Si ya estas penurias no fueran pocas, la estrella africana del equipo está a punto de ser deportada. Es ese momento de crisis en el que todas las jugadoras están reunidas en el vestuario cuando a una de ellas se ocurre añadir otra etiqueta más a esta extravagante historia: cine de superhéroes.

Así se reclaman los servicios de Venga Monjas, un par de justicieros audiovisuales que están dispuestos a renunciar a la risa para abordar otro tipo de formatos y temáticas. Ansiosos por hacerse un “Michael Moore” y convencer a las jugadoras del Girona de que hay más documentales de esos en los que salen leones, Venga Monjas tendrán que acudir al meollo del asunto sorteando algún que otro tabú dentro del mundo del baloncesto femenino. Con la ayuda de un entrenador amante de “El Sargento de Hierro”, Esteban y Xavi intentarán solucionar los problemas de alcoba de todo un equipo femenino de baloncesto catalán.

Tres tristes triples traza en sus diecisiete minutos de metraje una historia que en muchos puntos se asemeja a la del relato típico deportivo USA, hasta que entran en juego las mentes de los superhéroes, sin capas ni poderes extraterrestres, pero con un poderoso sentido práctico. Los géneros se apelotonan hasta el último triple de la Montserrat, esa africana que dará el triunfo a las gerundenses. Cuando Venga Monjas tiran un triple tampoco suelen fallar.

la ferguson pary

Por Antonio M. Arenas

Me llamo Carlo Padial, soy una persona con problemas“. El comienzo de La Ferguson Party no deja lugar a dudas, estamos invitados una fiesta de Venga Monjas que a ojos de Carlo Padial se convertirá en una pesadilla sin escapatoria. Y Giancarlo no solamente logra deformar la imagen de Venga Monjas por medio de una óptica asocial y traumática sobre la realidad, demostrada a partes iguales en su cuenta de twitter como en su trabajo tras las cámaras, sino que casi sin proponérselo, La Ferguson Party acaba dando forma al polo opuesto de un idílico anuncio de cervezas de cada verano, por lo que su innegable capacidad para circular en dirección contraria resulta francamente de agradecer.

Si ver una pieza de Carlo Padial supone todo un ataque a los sentidos audiovisuales más primigenios, hacerlo además escuchando el audio-comentario multiplica o borra en absoluto toda posibilidad cabal de asimilar la metralleta de resortes, insertos y capas que utiliza en el montaje, a mayor velocidad que las palabras y que su propia razón de ser, que en apenas siete minutos de duración emprende una locura sin vuelta atrás a las profundidades más recónditas de su memoria. Cuando Venga Monjas recurren a la broma privada y al chiste entre amigos, Padial, más en la línea de Canódromo Abandonado, lleva esta idea a un término en primera persona en el que ya es mejor no diferenciar lo que es una broma del trauma, lo que tiene gracia o lo que no, lo que tiene sentido y lo que no busca tampoco tenerlo. Si estuviste en La Ferguson Party preferirás no recordarlo. ¿De qué estábamos hablando?

amour

Por Pedro Villena

Aunque escrito y dirigido por Ernesto Sevilla (él mismo afirma al principio del corto que Venga Monjas han estado años haciendo el idiota), la revisión del filme de Haneke se adapta perfectamente a la idea que han manejado sus protagonistas durante un periplo conjunto que ya dura más de ocho años. Como una continuación no intencionada de lo que ocurría en Aniversario de Marc Creuhet, Xavi y Esteban son una pareja de ancianos que aún en 2064 siguen compartiendo piso, comprometidos hasta extremos insospechados con el jolgorio y el chascarrillo. Ellos mismos han reconocido más de una vez que están mucho más cómodos con la comedia de colegas inmaduros y un poco idiotas, y si la pareja Will Ferrell-Adam Mckay ya exageró las características de ese cine en Stepbrothers (Hermanos por pelotas) con una inspiradísima pareja protagonista, aquí Ernesto Sevilla lo lleva hasta al extremo, capaz incluso de insuflar al surrealismo de su propuesta algo de amargura en solo ocho minutos de duración.

La imagen del vetusto Esteban al final de este particular Amour, espatarrado en la silla de su piso casi victoriano, mirada perdida y alucinada, es la de unos cómicos que quizás en esos cincuenta años han pasado por todo tipo de variaciones en la forma de hacer humor; del post-humor al presente y pasando por el futuro pasado o cualquier otro término que haya intentado clasificarlos. Por encima de todas las etiquetas siempre está ese compromiso eterno con la risa, algo que a veces no tiene ninguna gracia.

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Especial: Venga Monjas

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