Sesión Doble: Blagues à part (Bromas aparte) + White Tape/Black Tape

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El jueves 22 de enero a las 20:30 la madrileña Cineteca de Matadero acoge una nueva cita de la asociación de cine documental DOCMA, que propone un sugerente y oportuno programa con el que sortear las lecturas convencionales hacia la realidad Palestina desde el humor y la animación, decisiones éticas y estéticas que trasladan el crudo material de partida a singulares matices y formas con las que enriquecer nuestra visión sobre el conflicto.

Alrededor de esta sesión doble, formada por Blagues à part (Vanessa Rousselot, 2011) y los breves cortometrajes de animación White Tape (2010) y Black Tape (2014), dirigidos por la premiada pareja de artistas israelíes Michelle y Uri Kranot, no dejan de resonar los ecos del reciente atentado contra la publicación satírica Charlie Hebdo y el recrudecimiento de los ataques entre Israel y Palestina a mediados del pasado año, proponiendo una sana oportunidad de aproximarnos a una olvidada cara del debate, la presencia del humor y sus límites en Oriente Medio, así como invitarnos a bailar el improbable tango de la ocupación.

Blagues a part + Black Tape

“La vida del pueblo palestino es una sucesión de bromas. Vivimos en una gran broma.” Pese al carácter aparentemente liviano y lúdico de la propuesta, resulta difícil no escuchar con una mezcla de asombro e incomodidad algunas de las conversaciones, chistes y también silencios presentes a lo largo de Blagues á part. Lejos de presentarse como un documental frívolo, la búsqueda del humor en Palestina que emprende la cineasta francesa Vanessa Rousselot logra abordar su cruda realidad desde un punto de vista más cercano. el humor paulatinamente hace acto de presencia y permite comprender la diferencias culturales desde su marcada condición socio-política.

Un método que nace de la curiosidad pero también de una fuerte conciencia, o no brotarían hallazgos como el encuentro con un coleccionista de chistes o la brillante idea por la que el sentido del humor se queda atrás, en los distintos puestos de control israelíes que recorren Cisjordania. Un lugar (desde ahora más bien un pastel) en el que pese a todo permanece cierto rastro de inocencia en las incontenibles risas infantiles de sus habitantes, libres de sometimiento y dolor por un instante al contar cualquier inofensivo chiste.

Inofensivos en cambio no son los brochazos de color con los que Michelle y Uri Kranot animan material televisivo y documental grabado por ciudadanos palestinos, envolviendo fugazmente la pantalla con enorme expresividad rítmica capaz de esbozar las diferencias cíclicas de un conflicto sin solución aparente, simbolizadas a la perfección por una firme cuerda blanca que separa a los soldados israelíes del pueblo palestino y por otra tensa cinta negra que los une, dotando ambas piezas del material metafórico y elástico apropiado para una sesión doble triple que conjuga humor y todo lo demás que en Palestina importa.

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