De Copenhague a Bangkok, de Mads Mikkelsen a Ryan Gosling, de Pusher a Solo Dios perdona, Nicolas Winding Refn se erige como uno de los cineastas más estimulantes y coherentes del panorama cinematográfico. Marcado por la violencia, el martillo y el neón
El conductor de Nicolas Winding Refn no tiene nombre, pero tiene la mirada controlada de Ryan Gosling. El conductor no tiene nombre, pero tiene unos guantes de conducir y tiene un reloj y tiene el control. Tiene la necesidad del control para mantener la mirada de Ryan Gosling
Aunque no haya sido hasta sus últimas películas cuando Nicolas Winding Refn ha cosechado prestigio internacional, nos encontramos ante un cineasta hecho a sí mismo, cuyas señas de identidad se encuentran en su obra pretérita con similar contundencia. Porque no es un director cualquiera, hay algo que nos impide apartar la vista de sus imágenes. De la trilogía Pusher a Solo Dios perdona, tratamos de desentrañarlo con el estudio crítico de su filmografía
Winding Refn podría haber continuado la propuesta de Drive sin variar un ápice sus intenciones, pero el danés es consecuente con su condición cinematográfica, ampliamente demostrada en su larga carrera previa. En Solo Dios perdona, de la reformulación estilizada del cine negro nos adentramos en su absoluta y profunda conceptualización