Al igual que el personaje de Meryl Streep se replantea su lugar entre dos vidas, después de distanciarse tiempo atrás de su familia persiguiendo el sueño (frustrado) de ser una estrella del rock, Ricki supone el desencuentro de dos películas con ambiciones alejadas entre sí, la redención familiar y la oda al rock americano
La Dama de Hierro, como buena hagiografía, pasa por alto los temas más ásperos de su vida y de sus polémicos años de mandato, centrándose en aquellos recuerdos más amables, a fin de cuentas, nos encontramos decepcionados ante un retrato de Margaret Thatcher como madre y mujer, por encima de como política, y si acaso, como mujer política